12 agosto, 2007

Teenagers Rockers

Humberto se pasó toda su infancia en el colegio de los Padres Franciscanos de Cartagena, haciendo gamberradas como cualquier niño de su edad, intentando evadirse de la represión dictatorial de los curas de aquella época (castigos severos, tirones de patillas, reglazos en la cabeza, días enteros en los pasillos expulsado de clase, etc).
En Primero de BUP, al fusionarse las clases B y C de su generación de 1977, Humberto y El Negro pasaron a estar juntos y se conocieron, ya que aunque siempre fueron a la clase de al lado, nunca tuvieron un trato especial. Humberto fue castigado a los pocos días una vez más a sentarse en primera fila, intercambiándose con el compañero de pupitre del Negro, sentándose todo el año juntos y compartiendo inquietudes tanto dentro de la aulas como fuera de ellas. Años después serían componentes de los Baal Hammon.
Ambos se apuntaron a unas clases de guitarra en las que no duraron mucho, y estaban más pendientes de la música que de cualquier otra cosa, siendo prioridad absoluta en sus retorcidas mentes juveniles.
Humberto descubrió por casualidad un día Los Ramones (palabra de Dios, te alabamos señor), tomando prestada una cinta en casa de su primo José Carlos, gran influyente musical desde su infancia. La cinta le llamaba la atención porque Óscar, compañero de clase estaba obsesionado con ese grupo y Humberto lo desconocía totalmente, así que no se lo pensó dos veces y se marchó con el cassette a casa a ver como sonaba. Se tiró toda la noche escuchándola y así las sucesivas, comprando sus discos y convirtiéndose en fan acérrimo. Contagió en la religión Ramone al Negro y cuanta gente pudo y su mente no daba para otra cosa que fuese el escucharlos o imitarlos.
Al año siguiente en Segundo de BUP, apareció una nueva figura fundamental en esta historia. Llegó nuevo al colegio un tal Rafael Faz Minguez (KaNe), que aunque era nativo de Cartagena, venía de vivir en Santa Pola (Alicante). Un chico nuevo en clase causó gran expectación, ya que los chavales habían estado toda la vida juntos en el colegio desde el preescolar, y era una novedad bastante a tener en cuenta. Aunque Rafa por apellido tendría que estar en el grupo A (fusión del A y medio B de la EGB), por “overbooking” afortunadamente lo pasaron con Humberto y El Negro.
Los comienzos de Rafa en los Franciscanos, se podrían calificar de cualquier cosa menos de fáciles. Era pelirrojo, con el pelo extremadamente rizado, blanco de piel, muy pecoso y con unas enormes gafas de pasta que hacían recordar al Wally en su versión más friki. Esto hizo que su integración entre tanto niñato cabrón fuese bastante complicada.
Sentaron a Rafa con José María justo detrás de Humberto, el cual se pasaba las clases girándose hacia atrás, miraba a Rafa fijamente y se descojonaba, así una y otra vez. Más adelante, a Humberto no se le ocurrió otra cosa que hacer una famosa lista con más de 100 motes de “El Faz”. Entre los más recordados están: (Censured).
El pobre Rafa aguantaba estoicamente los ataques de sus compañeros sin poder hacer nada, ya que era “el nuevo” y no podía meterse en berenjenales extraños que le perjudicasen a la larga. El sumum de todo, fue cuando Humberto le dedicó una versión punk humillante de la B.S.O. de una influyente película de la época.
Se hicieron incluso fotocopias con la letra, y en los cambios de clase cuando no había profesor en el aula, toda la gente al unísono y haciendo percusiones en las mesas a la vez al ritmo de la canción original: Ti ro ti toriiii too tiiii….. (Censured), mientras que Humberto en pie sobre la mesa lo señalaba y el pobre con la cabeza agachada.
No se sabe como Rafa pudo superar semejante caso de acoso estudiantil, y como no se le fue la cabeza y acabó degollando a alguien por la espalda, pero el caso es que lo llevó lo mejor que pudo y no le creó ningún trauma irreversible.
Iba a comenzar el campeonato de fútbol 11 interno del colegio, y en el curso de 2º B se hicieron dos equipos. Por un lado estaban las “estrellas, waperas y superestupendos”, los cuales jugaban todos en equipos de Cartagena y hicieron su “guetto” particular a dedo, y por las otra parte estaban los “Jibios”, los que no quería nadie por no estar federados, no ser las almas de la fiestas ni centro de atención de las chicas, y encima ser unos empollones algunos de ellos. Como era de esperar, Rafa estaba en el equipo de los no convocados y fue adoptado por los Jibios, los cuales la mayoría eran buena gente. A este equipo se les unió:
Humberto que pese a tener un amago de oferta del mejor equipo, nunca se planteó la posibilidad queriendo jugar con su grupo de amigos.
Fran el Raponchi, que era el mejor jugador cartagenero de la generación del 77 con mucha diferencia, y quería darles en la trompa al equipo de los fantasmas. Ascendió al San Ginés a División de Honor, pero varias triadas en la rodilla cuando era juvenil y lo querían varios equipos grandes le hicieron retirarse por desgracia.
Dani Seoane, otro buen jugador que tenía más afinidad con los Jibios y quiso luchar por la causa.
La plantilla quedó compuesta de la siguiente manera entre otros: Funete bajo palos, Rebollito, Josemi, y Rafa de defensas, Micky, Tolón Young, Seoane y Brunito de medios, Fran y Humberto de delanteros (aunque ambos eran medias puntas natos).
Eligieron por mayoría absoluta como Capitán a Humberto contra su voluntad y comenzó el torneo. Todo hacía indicar que el ridículo iba a ser espantoso y más teniendo en cuenta que eran de los más jóvenes de cuantos equipos disputaban el campeonato (unas 16 escuadras).
Rafa (nº2), resultó ser un lateral derecho resultón, con poca proyección en ataque pero un seguro poniendo el cerrojo en su banda (o el balón o el tío). El equipo empezó a superar dificultades y el fútbol unió a Humberto (nº10) y Rafa más todavía de lo que les había separado las aulas (lo cual no era poco).
Contra pronóstico, tras quedar cuartos en la liga regular en la última jornada, el equipo llegó a semifinales (entraban en playoff los cuatro primeros). Fran fue considerado por todos el MVP y Humberto fue el pichichi del equipo. En el decisivo último partido de liga, en el que no les valía el empate, contra gente dos años mayor que ellos (15 Vs 17 años), pronto las cosas se pusieron complicadas y encajaron dos goles en la primera parte. En el segundo tiempo, Fran fue objeto de penalti, y se lastimó tanto que no podía tirarlo. Nadie quiso asumir la responsabilidad y todos señalaron al capitán que tuvo que tirarlo, engañando perfectamente al portero con un tiro por el centro de la portería (asegura que esa no era su intención). El acoso de los Jibios al contrario fue constante con el 1-2 pero la pelota no quería entrar con varios tiros al palo, además tenían el handicap de jugar con uno menos por la autoexpulsión absurda de Tolón Young. A cinco minutos del final, una falta al borde del área levantó la esperanza, Humberto quería tirarla ya que era para un diestro y Fran tenía una zurda de oro, pero Seoane se peleó con él para ser el ejecutor. Al final Humberto accedió tras jurarle y perjurarle el otro que la iba a meter seguro. Seoane lanzó magistralmente por encima de la barrera y metió el balón por la escuadra ante la incredibilidad del portero que solo pudo hacer la estatua.
Tras el empate, los Jibios atacaban en tromba quitándose de encima los complejos, pero el partido ya se acababa, y cuando el árbitro estaba apunto de pitar, Humberto se fue de tres contrarios y lanzó un zapatazo desde su propio campo quitándose el balón de encima, el cual sorprendió al portero con un golazo que hubiese dado la vuelta al mundo si hubiese habido televisión presente. El estallido de júbilo fue bestial con el épico pase a semifinales con el equipo de las "estrellas" de la clase ya eliminados.
El partido de semifinales no tiene historia, rápidamente encajaron varios goles contra los posteriores campeones, los cuales muchos eran repetidores de COU que les sacaban más de tres años a los Jibios, y además eran unos máquinas jugando, con lo que arrollaron con un 9-1 recordando el España – Malta.
Tras las aventuras futbolísticas, Humberto y Rafa afianzaron una sólida amistad que dura hasta nuestros días. Con el Negro y todos los demás amigos, empezaron a pillar las primeras terribles borracheras, siendo unos asiduos de las Olimpias o Damas de los institutos, copas en La Bocana, bocatas en el Bar Valencia viendo el fútbol, cócteles tropicales o las tardes-noches en La Rambla venga beber cerveza.
Rafa también se volvió un adicto a los Ramones, tras tanto oír hablar de ellos, enganchó un vinilo de su hermano “Ramones – Halfway to sanity”(el cual nadie se explica por qué se lo compró), y se contagió en el fanatismo por los dioses del punk-rock, y empezó su interés por tocar la guitarra y escribir canciones.
El grupo de amigos se pasaba el día tocando sus guitarras españolas con cualquier excusa, ya fuese en el tradicional “día de la mona” en Tentegorra, Galifa o la playa, como una tarde cualquiera en un parque de Cartagena haciendo ruido.
Rafa, Guerrerito, Rebollito y Humberto hicieron un amago de grupo, se juntaron varias veces tocando alguna canción propia sin llegar a proliferar. Uno de los nombres que se barajaron para el grupo fue “Al Margen” con canciones como “El vagabundo” que no llegaron a ver la luz. Guerrerito era fanático de U2, Rebollito del heavy, y ambos criticaban constantemente a los Ramones por su “poca originalidad, todas las canciones iguales, y solo saben tocar cuatro acordes”, cosa que indignaba bastante a los demás amigos. Esto hizo que Rafa y Humberto se fuesen distanciando musicalmente de ellos, encontrando mayor afinidad con el Negro, el cual sacó en la guitarra la canción de “Entre las piernas”, tras pasarle Humberto una cinta con muchos temas compuestos y grabados en el teclado de su hermano Porpas.
Esa cinta lamentablemente se ha perdido, pero fue el origen de los Baal Hammon, ya que poco después con la canción de la “Puta” siendo tocada en las concentraciones de amigos, El Negro, Rafa y Humberto se juntaron con el Tete para tocar en los Urrutias en lo que sería el primer ensayo de los Baal Hammon. El nombre fue puesto tras proponerse antes los “Kuásar” y alguno otro más. Como los Kuásar ya existían se cambió. Humberto siempre fue totalmente opuesto al nombre, el cual le aparecía aberrante pero se lo tuvo que tragar por la opinión de la mayoría. A Rafa no le convencía tampoco, pero le daba un poco más igual.
Un día los Ramones tocaron en el Cruce del Raal, pueblo murciano no muy lejos de Cartagena pero los protagonistas de esta historia ni se enteraron. Apareció Óscar en clase con un periódico local y los Ramones en portada tocando, cosa que causó un trama considerable en Humberto al enterarse, ya que se hubiese fugado de su casa, hecho autostop o cualquier cosa para ver a sus ídolos. Los Ramones poco a poco fueron muriendo y no pudieron verlos ningún componente tanto de los Dixtrito Zhero como de los Baal Hammon., aunque se sacaron ligeramente la espinita viendo a Marky Ramone varias veces.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jaja, "PUTA" es todo un himno!!!

Tochi dijo...

Jajjaajaj, mira que no nos conocía ni cristo, pero yo he llegao a ir por la calle y me han señalada y le han dicho al de al lado: "Mira ese es es de la Puta" xDDDD